martes, 4 de junio de 2019

7 cosas que la Biblia dice acerca de la crianza de los hijos (3)




Soy la menor de dos hijas en mi familia, así que mi infancia estuvo llena de muñecos que tienen fiestas de té, cocinar en nuestra cocina de juguete, y jugar a disfrazarse—todo bastante tranquilo, con buenos modales, y actividades seguras. Ahora, como madre con dos hijos menores de cinco años, mi casa no se parece en nada a mi propia infancia. Orar por mis hijos se ha convertido en una parte necesaria de mi viaje por la maternidad, principalmente a causa de la energía de mis hijos. Como mi suegra me advirtió acerca de la vida con solo niños, ¡eventualmente conoceré a las enfermeras en la sala de emergencias por su nombre de pila!

No creo que jamás hubiera imaginado que a sólo unos pocos años en esta aventura ya habría visto al mayor caer sobre su cara (en última instancia condujo a un tratamiento de canales) y luego, sólo un año más tarde, verlo caer sobre su cabeza (resultando en tres grapas). Tampoco podría haber imaginado a mi bebé de 10 meses sometido a una cirugía por una afección con la que nació. Cada situación ha estado completamente fuera de mi control. No hay nada que haya podido haber hecho para evitar que cualquiera de esas cosas sucediera—una realización que me hizo arrodillarme en oración por mis hijos.

Como padres, nuestros hijos son regalos de Dios a los cuales hay que proveer, proteger, mostrar el amor y la gracia de Jesús, y prepararlos para su propio viaje por la vida. Ni sus circunstancias cotidianas ni el curso general de sus vidas son cosas en las que  podremos decidir—o sobre las cuales tengamos algún control. Y así que, ¿qué nos queda hacer a nosotros como padres al final del día, cuando hemos derramado hasta la última gota de energía en criar niños amables, respetuosos, que honran a Dios y los hemos mantenido sanos y seguros? Podemos llevar nuestras preocupaciones, nuestras dudas y nuestras expectativas no cumplidas a Dios, agradecidos que No tenemos que estar en control.

Que nunca nos cansemos de orar por nuestros hijos y sostenerlos con las manos abiertas a través de la confianza y la fe en nuestro Creador que ama a nuestros hijos más de lo que nosotros podríamos jamás y los tiene en Sus manos todopoderosas. 

Lisa Gray

Gerente de Localización, YouVersion


Judas 1:20
20Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo,

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